domingo, 26 de abril de 2009

EPISODIO 34. EL COLUMPIO ASESINO.









Un ligero aliento subversivo en una escena lamentable. Del indie patrio quedaron contadísimas propuestas notables y mucha pose y tontería. Al menos en la punta visible del iceberg. No dudo que bajo las heladas aguas han continuado generándose grupos destacables. El columpio asesino posiblemente sea la banda más interesante y estimulante nacida por estos pagos en lo que llevamos de dosmiles. Básicamente punk. En actitud, en contenido. Da igual el envoltorio post-punk, pop, rock o electrónico. Punk para subvertir. Crudeza, lascivia, vísceras y ritmo en tiempos de dientes photoshopeados, pilates e imperio de la idiocracia. La música se supone que era esto; una banda con mensaje propio expresándose en canciones, capaz tanto de dominar la grabación en estudio y plasmar sus ideas del modo más creativo posible, como de controlar los mecanismos del directo y el escenario. El columpio asesino han conseguido ambas cosas en pocos años.





Capaces de presentar un album cantado en castellano, euskara e inglés sin que chirriase por los cuatro costados. Cultivadores de letras viciosas que infectan. Son como un gran erupto cuando todo el mundo está dormido. La escena alternativa local se atontó hasta límites insospechados en los últimos años; se hizo sospechosa y dolorosamente conservadora. Por este motivo El columpio se hizo imprescindible desde el primer corte. Además, en su vertiente energética y carnosa, su invitación a bailar poco tiene que ver con la frivolidad imperante. No bailas en una estúpida pista de local de moda, bailas en un putiferio donde no puedes descuidar la retaguardia; la excitación es verdadera y la noche será larga.
Su disco homónimo, De mi sangre a tus cuchillas y La gallina, amén de sus eps, son un silencioso terremoto (la repercusión en este entorno no podía ser tan grande como para llegar a los medios oficiales) en el escenario no-masivo nacional. Su mera presencia desenmascara a unos cuantos superalternativos con letras, sonidos y poses no tan alejadas de ot.



El columpio asesino han sabido crear un mundillo propio, corrupto y sanguinolento. La primera referencia que se me ocurre es Corcovado, en cuanto al gusto por revolcarse en un lenguaje torvo y sucio, por recrearse en metáforas nada comunes que aluden a los intestinos y la negrura de lo que somos. Fuera de ese posible lazo no veo otra banda o artista que se les pueda emparentar. Mucho se ha hablado de lo difícil que es encajar el castellano musicalmente, pero aquí hay otra muestra de que se puede hacer si se tiene el talento. Inventándose un paisaje propio, además.


No hay comentarios: