miércoles, 16 de julio de 2008

EPISODIO 10. YNDI HALDA.


La banda usa esta frase para definirse: "Tocamos en un granero en lo alto de una colina y abrimos la puerta doble para ver el sol levantarse y caer. Jugueteamos con los perros que habitan el granero".
Esta es la historia de unos escolares con un amigo que toca el violín. Deciden juguetear con sus guitarras para evitar el aburrimiento. Con diecisiete años comienzan a tomárselo en serio. Tardan tres años en parir esta anomalía sonora llamada Enjoy Eternal Bliss, tres temas (cuatro en la versión nipona) grabados en el famoso granero.
Reconozco mi fascinación absoluta por este puñado de canciones y por la banda. Actualmente preparan disco.

Otra vez el post rock, los desarrollos leeeentos, la subida muy poquito a poco de intensidad y la explosión en la cresta de la ola. Vale, nada nuevo. Aún así, el transcurrir de las canciones me resulta mucho más impactante, sobrecogedor y emocionante (esos son los supuestos efectos de cualquier banda que de un modo u otro practique el género) que el de muchas otras intentonas. Las tres canciones (la edición japonesa añade una cuarta que no contribuye a mejorar el disco, a mi entender) resultan casi gemelas en desarrollo e intenciones. Violines ralentizados y repetitivos, baterías a ritmo de marcha militar cuando la cosa comienza a cobrar vida, muros sónicos para subrayar la cima de unos cuantos minutos de belleza circular.
Hay algo de clásica como es obvio. Música clásica morosa y contemplativa. Pero pueden llegar a ser realmente punzantes y emotivos según van cayendo los minutos. De hecho eso es lo que consiguen estas canciones que duelen y te levantan. Épica de días nublados llamando al sol.


(no he podido encontrar un video decente, recomiendo fervientemente escucharles)

Son canciones que se estiran hasta los 16 minutos. Instrumentales como marca el género. La recompensa es alta en emoción y sobre todo en ensoñación, aunque supongo que a mucha gente le resultará un peñazo insoportable al minuto y medio. Qué se le va a hacer.
Yndi Halda parecen haber encontrado una fórmula terrible de belleza, sosiego, orquestación, rock, sueños y electricidad. Son una de las bandas que no paro de escuchar y redescubrir en los últimos tiempos, aunque requieren una dosificación exhaustiva. Uno no está para estos choques emocionales de contínuo. Quiero más canciones!

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