jueves, 17 de julio de 2008

EPISODIO 25. LIFT TO EXPERIENCE.






Tres locos tejanos con sonido épico y apabullante por momentos, demoledores en la intensidad de sus progresiones rockeras. Josh T. Pearson merecería interés solamente por esas patillas. Hicieron un album y desaparecieron. Josh fue internado en el psiquiátrico aunque existen rumores de que pueda completar un disco en solitario algún día. La experiencia del único disco debió quitarles las ganas de más. Se hizo más interesante volver al sanatorio o a la granja a hacerse cargo de los pollos.

Consiguieron de un solo golpe un sonido que ya quisieran un montón de bandas con muchísimo más nombre. Son Jeff Buckley en una secta desquiciada. Un desgarro de realidad y un baño de crudeza que no renuncia a la belleza. La belleza, la épica y la esperanza subyacen en todas sus canciones de un modo u otro, esperando a reventar en un coro multitudinario, una sinfonía de electricidad o un estribillo arrebatador de los que erizan el vello. O estos tipos son tres impostores o son la mayor rareza y el mayor despliegue de autenticidad rock en las últimas décadas.






Texas-Jerusalem Crossroads es su testimonio. Una especie de canto al apocalípsis. El concepto es que el apocalipsis está cerca y Texas va a ser su escenario inicial. Este tema tan cotidiano ronda la letra de todas las canciones. Parecen salmos de un predicador ido de olla. Envuelto en esas guitarras ascendentes empiezas a creerte que en efecto algo va a pasar en Texas. El apocalípsis o que más de uno va a estrenar camisa de fuerza, pero algo seguro va a pasar. Fuera de tonterías, el doble album está lleno de principio a fin de canciones excelentes subrayadas con gancho melódico. Furia, locura, casi silencio absoluto, guitarreo manchado de delay grandioso y un bajo y una batería unidos con loctite. Se hacen entrañables y muchísimo más disfrutables de lo que pudiera parecer en una primera impresión. Despojándoles de todo el discurso mesiánico, creo que sólo se trata de tres locos cuerdos con capacidad de dar con grandes canciones con las que escapar del desierto.
Me encanta esa anotación en el libreto del album "todos los sonidos han salido de un bajo, una batería y una guitarra".





Lift to Experience son un caso aparte en la música actual o en la de cualquier tiempo. Ya al principio de este blog dije que trataría de centrarme en bandas o artistas con todo o gran parte del recorrido hecho, no un grupo con un disco. En fin, caso aparte. Como cierre, Josh T. Pearson en un fragmento de una de sus actuaciones. No es muy representativo de lo que encuentras en el album, sino más bien un desvarío eléctrico, una descarga de electricidad y locura, un sermón al límite con una guitarra descacharrada y patadas al suelo a modo de golpes de truenos. O algo parecido. Ojalá el cruce de caminos Texas-Jerusalem tenga continuación.



No hay comentarios: