jueves, 17 de julio de 2008

EPISODIO 26. ELLIOTT SMITH.



A través de Roman candle, un album sin título y Either/Or, sus tres primeros lps, Elliott Smith sólo necesitó guitarras acústicas y susurros, preciosas y certeras melodías y ocasionales trotes de batería para plantarse como uno de los mayores inventores de canciones de los noventa. No levanta apenas su voz, cuidadosa y tímida. Canciones hechas en una habitación para ser escuchadas en otras. Otro creador para quien la música es una burbuja frente al mundo exterior. Cada inflexión de voz, cada palabra y rasgueo de guitarra dibujan un mundo interior rico y autosuficiente capaz de guardarnos del exterior. Esa desnudez coloca al oyente en una situación de automática complicidad en caso de conectar con alguna de las canciones. Algo así como un cebo para entrar en un pequeño mundo de pequeñas canciones simples (no tanto como pudiera paracer, la verdad) y sinceras.





Las irregularidades de sus primeros dos discos quedaron superadas con la mucho mayor consistencia de Either/Or, doce canciones con lo mejor del músico. Aquí quedó exhibida toda su capacidad de emocionar con simples gestos. Ninguna de las canciones baja el nivel de calidad. El disco transcurre entre temas gemelos en intenciones, riqueza de melodías y armonías y facilidad para colarse en tu habitación. Sin alardes técnicos, sin trucos y haciendo que el paso por el estudio no pervierta lo esencial de las canciones, ese tono de humildes cancioncillas de alcoba de desarrollo placentero e insospechada profundidad.

A la altura de XO, sus habituales armonías vocales cobraron aún mayor protagonismo. Se nota un trabajo más concienzudo de estudio, un diferente enfoque. Aparecen temas compuestos a piano y se pierde en parte la desnudez de los comienzos. Elliott Smith no busca romper del todo con esa intimidad de habitación, sin embargo.

Figure 8 completa su discografía con guiños a los Beatles y canciones que, ahora sí, salen de la habitación y deciden mostrar una cara tímidamente optimista y luminosa. Inspiración pop y nuevamente redondez melódica en su disco con mayor profusión de arreglos. Fue la despedida.

From a basement on a hill, New moon... la cantidad de recopilatorios intentando recoger lo que quedó inacabado son cuantiosos Su susurro agudo y delicado siguió en forma insuflando vida hasta en la última canción grabada o esbozo de canción. Me parece una delicia escuchar sus discos. Acarician y recomponen. Cobijan. La mayoría de las veces, los grandes despliegues escénicos y sónicos de muchas bandas enrojecen y quedan en evidencia cuando aparece un tipo con una guitarra acústica y cosas que hacer sentir. Es el caso de este tipo.



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